Adicción Crematística
Crematística:
conjunto de conocimientos acerca del manejo del dinero
Dr.
Emilio Franchi Roussel, franchiro@gmail.com,
29, mayo, 2015
Desde el comienzo de su vida intrauterina, el ser humano es una criatura
que conoce, se adapta y acostumbra al parasitismo de su fuente de nutrición y
crecimiento: su madre. Al instante de nacer y colapsar o cortar el cordón umbilical se produce
el primer destete por le desprendimiento de la placenta, su “primer pecho”
Al nacer, se adhiere a los nutricios pechos maternos. Demanda
tiempo para la madre y la criatura concretar el destete (sería el segundo). Habitualmente toda criatura destetada se apega a diversos objetos, de
nombre “transicionales”: el chupete, el osito peluge, una frazadita, una
prolongación o una trenza de pelo materno, etc.
Estos antecedentes confirman la disposición adictiva de todo ser humano.
A medida que crece es común su adicción a: tabaco, bebidas (alcohólicas o
gaseosas), café. Pero el abanico de adicciones humanas es amplio: a otro ser
humano, a instituciones, a grupos de adolescentes, a otros grupos,
a hinchas deportivos o a “barras bravas”, individuos subsidiados que
holgazanes son mantenidos por ciertos gobiernos o municipios, al juego (ludo-adicción)
al poder político perpetuo, sea como dirigente de un estado como de otras
organizaciones (profesionales, sindicatos, gremios, etc.) a los patrimonios
ilimitados (en enormes casas con excesivo confort, servidumbres,
coleccionistas de automóviles, veleros, etc.).
Aquí, es necesario destacar la “adicción-crematística” cuando la
ilimitada acumulación de dinero, oculto bajo la tutela de testaferros o tesoros
en cajas de seguridad, adquieren tal magnitud que es evidente su imposibilidad
de consumirlos en una vida. Esta adicción, mas allá de juzgarla como avaricia, es oportuno destacar
su actitud “ególatra-centrípeta” que indiferente o ignorante excluye las
necesidades básicas de extensas poblaciones.
Hace fuerte y deshumanizado contraste el poder crematístico del adicto con las muchedumbres desnutridas y pobres,
sin viviendas, sin educación, sin coberturas para su
precaria salud. Esto adquiere suma gravedad toda vez que se descubre y conoce
en gobernantes de cualquier país
y cultura. En la actualidad esta deshumanizada adicción fue confirmada en los dirigentes del fútbol, en
sus instituciones de la FIFA y de la AFA, expuestas al proceso
paulatino de juzgamiento que recién comienza.