miércoles, 17 de febrero de 2016

COLUMNA DE ALFREDO LEUCO EN RADIO MITRE: LOS VÁNDALOS DE LA MILITANCIA KIRHNERISTA DESTRUYERON EL HOSPITAL POSADAS, INCLUYENDO UN TOMÓGRAFO QUE COSTARÁ U$S 45.000 REPARAR. ¡QUÉ LÁSTIMA! ¡CUÁNTA MALDAD!

Los sabotajes de Sabbatella

El nuevo editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi palabra

Lo que está pasando en el hospital Posadas no tiene nada que ver con la verdadera política. Es la degradación de la condición humana, es la prostitución de la militancia que tiene que tener siempre el objetivo solidario y ético de ayudar a transformar la sociedad para hacerla más justa e igualitaria.

Le cuento los datos básicos para que sepa de qué estoy hablando. El flamante director de ese gigantesco centro médico, el doctor Alberto Díaz Legaspe hizo varias denuncias gravísimas que hacen sospechar que un grupo de ñoquis de la agrupación de Martin Sabbatella y de la barra brava de Deportivo Morón están haciendo distinto tipo de sabotajes y amenazas porque temen ser despedidos.
El más grave, el más espectacular desde el punto de vista de la imagen, es ver esa silla de ruedas incrustada en un resonador magnético. Ese aparato sofisticado de alta complejidad es el único que existe en toda esa zona Oeste del conurbano. Dicen que le tiraron la esa silla metálica para que el poderoso imán la tragara y se destruyera algo tan útil y tan escaso. El que hizo eso, le pido disculpas, es un energúmeno hijo de puta que merece la cárcel. 

En ese lugar se hacen alrededor de 30 estudios por día y ahora hubo que suspenderlos hasta que arreglen el aparato. Dicen que repararlo va a costar la friolera de 45 mil dólares. El que hizo eso no puede ser definido como militante. Porque esa bajeza inmunda no perjudica a Macri ni a María Eugenia Vidal. Eso es un atentado contra el pueblo trabajador y los sectores más débiles y necesitados de la sociedad. Ellos que se llenan boca hablando a favor de los pobres y en contra de las corporaciones económicas deberían saber que ese sabotaje perjudica a los más humildes. Por eso quiero creer que no fue un militante de la izquierda pituca o papanata como dice Andres Calamaro. Quiero creer que es uno de los violentos lúmpenes barrasbravas que hicieron entrar como fuerza de choque en la última etapa del cristinismo. Esos salvajes no entienden de hombre nuevo ni de socialismo. Son patoteros de profesión y resuelven los conflictos a los palazos, a las trompadas o a los tiros. De hecho tiraron unos panfletos y hay unas pintadas en las cercanías del hospital que son amenazantes, terribles y autoincriminatorias: “Que te quede claro, detrás de un trabajador hay una familia. Dejar a un trabajador en la calle es igual a destruir un hogar. Si te metés con mi familia, yo me meto con la tuya. Ojo por ojo”. Esa amenaza del ojo por ojo es típica del autoritarismo fachistoide. La venganza violenta, la presunta justicia por mano propia. Ojo por ojo y al final nos quedamos todos ciegos. Porque ese tipo de atentados violentos se sabe cómo empiezan pero no como terminan.
Pero esa brutalidad y salvajismo no fue todo. Hubo muchas cosas más que hicieron estos tipos que tienen aterrorizados a los médicos, enfermeros y pacientes que hacen su trabajo con abnegación. Un día hicieron dejar de funcionar en forma simultánea los 25 ascensores que tiene el hospital. Se robaron las plaquetas que controlan el sistema. No fue un accidente. Fue un incidente. Otro día, los muy criminales, quemaron todas las heladeras con una sobrecarga de energía. Tuvieron que salir corriendo en emergencia para llevar las vacunas a otros lados para que no perdieran la cadena de frío. Son vacunas carísimas, escasas y que salvan vidas de los más pobres de los pobres. Los ricos como Cristina Fernández, Lázaro Báez, Víctor Hugo Morales o Fito Páez no se atienden ahí.El gobierno nacional de Mauricio Macri resolvió hacer una denuncia penal para terminar con esos delincuentes en la cárcel. Los sospechados, los dueños del hospital en la gestión anterior dicen que ellos también van a hacer una denuncia penal por las graves difamaciones. Dice Martin Sabbatella que todo es “una burda mentira para justificar los despidos y seguir poniendo al estado al servicio de las corporaciones”.


Es la justicia y la investigación policial la que tendrá la última palabra. Pero desde la política hay que hacer un esfuerzo para no fagocitarse al adversario. El canibalismo que bebe odio y come enemigos nos lleva al peor de los mundos. Los cristinistas lejos del poder y la caja están brotados. Su fanatismo en lugar de calmarse se multiplicó y ahora ven feroces derechistas y dictadores donde hay funcionarios elegidos hace apenas 40 días hábiles por el 52% de los argentinos. Y encima, son los mismos que ganaron las elecciones nacionales y en la provincia de Buenos Aires, en Morón (la cuna del sabbatellismo) y en Capital, entre otros distritos. Son los perdedores seriales, los sin votos los que se comportan de manera más autoritaria y agresiva. Cristina les dijo a los opositores que si no estaban de acuerdo, tenían que formar un partido y ganar las elecciones. Y eso es lo que hizo la sociedad. Armó una coalición como Cambiemos y ganó las elecciones. Hay que saber perder y volver al llano. Hay que militar con el esfuerzo y no con el dinero del estado. Hay un hartazgo social sobre muchos dirigentes que hablan de democracia y patria pero que admiran a Hugo Chávez y no se bancan la alternancia ni la división de poderes que es la base de toda república.



No se puede llenar de ñoquis al estado para que el pueblo les subsidie la militancia. Ese dinero hay que utilizarlo para lograr la pobreza cero. No se puede convertirse desde el estado en un topo saboteador que solo quiere poner palos en la rueda y que todo estalle por los aires. Sueñan con Macri huyendo con el helicóptero y trabajan para eso. Ese sueño K es la pesadilla del resto del país. Fueron intolerantes en el ejercicio del poder y hubo que poner el pecho ante tanto atropello y patoterismo de estado. Pero ahora, desde el llano quieren seguir teniendo los mismos privilegios y enseñarnos que es lo que tenemos que pensar. Eso se terminó en la Argentina. No hay más lugar para los golpistas ni para los corruptos. No hay más lugar para los violentos ni los extorsionadores.



Ojalá la justicia se ponga las pilas y pueda identificar a los autores de estos crímenes de lesa insensibilidad. Ojalá pronto sepamos quieren fueron los autores intelectuales y materiales de semejante irracionalidad. Juicio, castigo y condena para los que para defender sus curros ponen en peligro la vida de los pacientes.



Destruir el hospital Posadas es atentar contra la salud del pueblo pobre. Y nuestro himno lo dice claramente: al gran pueblo argentino, Salud.

Tortuga

Tortuga

Ballena

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Delfin

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Pato

Pato

Pura

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Playa

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