Nueva mirada sobre la evolución: La moral no es cultural, sino genética
"Los seres humanos compartimos sistemas morales innatos", afirma el psicólogo norteamericano Jonathan Haidt
NUEVA YORK.- ¿De dónde vienen las reglas morales? De la razón, afirman algunos filósofos. De Dios, aseguran los creyentes. Rara vez se considera otra fuente como la que hoy defienden algunos biólogos: la evolución. En el libro Hipótesis de la felicidad , Jonathan Haidt, psicólogo moral de la Universidad de Virginia, construye una visión amplia de la moralidad donde rastrea su conexión tanto con la religión como con la política.
Este fenómeno lo llevó a ver a la moralidad conducida por dos sistemas mentales separados. Un sistema antiguo, que él llama intuición moral, se basa en las conductas con carga emotiva que se desarrollaron antes que el lenguaje. Un sistema moderno, que llama juicio moral, llegó después del lenguaje, cuando la gente pudo expresar por qué algo estaba bien o mal. Las respuestas emocionales de la intuición moral ocurren de manera instantánea; son primitivas reacciones viscerales que evolucionaron para desarrollar decisiones intempestivas que ayudan a la supervivencia en un mundo peligroso.
Haidt desarrolló una mejor idea del elefante luego de que visitó la India. Allí, vio que la gente reconocía un dominio de lo moral mucho más amplio que lo relacionado con el daño y la justicia que son centrales en la moral occidental. Entre los sistemas morales que protegen a los individuos, uno tiene que ver con prevenir el daño a una persona y el otro con la reciprocidad y la justicia. Menos habituales son los tres sistemas que promueven conductas desarrolladas para fortalecer al grupo. Estas son la lealtad al grupo, el respeto por la autoridad y la jerarquía, y el sentido de pureza o santidad.
Los cinco sistemas morales, según Haidt, son mecanismos psicológicos innatos que predisponen a absorber ciertas virtudes. Como estas virtudes se aprenden, la moralidad puede variar mucho de una cultura a la otra, mientras que la importancia de refrenar el egoísmo se mantiene. En las sociedades occidentales, lo importante reside en proteger al individuo insistiendo en que todos deben ser tratados con justicia. La creatividad es mucha, pero la sociedad es menos ordenada. En muchas otras sociedades, el egoísmo es suprimido "por medio de prácticas, rituales e historias que ayudan a la persona a representar un papel cooperativo en una entidad social más amplia", dijo Haidt. El es consciente de que mucha gente, incluida "la disciplina políticamente homogénea de la psicología", equipara la moral con la justicia, los derechos y el bienestar del individuo, y rechazan todo lo demás como meras convenciones sociales. Pero muchas sociedades en todo el mundo se comportan como si realmente la lealtad, el respeto por la autoridad y la sanidad fueran conceptos morales, destaca Haidt, y esto justifica el tener una visión más amplia del tema moral.
Si no hubiéramos tenido mentes religiosas, no hubiéramos transitado hacia lo gregario -afirmó-. Seríamos todavía sólo pequeñas bandas que deambularían de un lado a otro." La pureza es, según él, un sistema moral que promueve los objetivos de controlar los deseos de egoísmo y de actuar de una manera aprobada de forma religiosa. Por Nicholas Wade De The New York Times