Poder y Corrupción
Impactan las claras apreciaciones del Sr. Manuel
Garrido en el artículo: “El privilegio de los que tienen amigos poderosos”. En
efecto, nadie cumple su deber jurídico. El Juez Oyarbide interrumpió un
allanamiento por pedido de su amigo Liuzzi, funcionario del Poder Ejecutivo. El
que a su vez satisfizo por tal vía, un pedido de su amigo de la financiera
allanada, que tenía mucho dinero, tal vez producto de actos non sanctos, de
otros amigos del poder. Los policías no habrían denunciado por vías legales las
irregularidades y/o sobornos, para beneficiar a quienes incurrieron en ellas. Y
todos exponen la situación ilegítima públicamente.
El Fiscal Campagnoli
fue apartado de una investigación que estaba cerca de probar ilícitos del poder.
Otro tanto parecería está ocurriendo con el Juez Bonadío. De las
desestimaciones y aparentes cajoneos varios del Dr Oyabide mejor ni hablar. A
este paso en breve, nos quedamos sin función judicial legal y se impondrá la
justicia por mano propia.
Parece que la división de poderes fue
suplantada por la corrupción, que a su vez exhibe vínculos estrechos entre el
poder político, el lavado de dinero de proveniencia ilícita, el fútbol y la
justicia. La Conferencia Episcopal sabía de que hablaba cuando denunció la
complicidad con narcotráfico el 8 de Noviembre de 2013.
Alejandra Belmartino
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