Buenos Aires, 23 de abril de 2014 .-
Maestros
El 23 de Abril es el día
de San Jorge. Es importante que los argentinos, la Iglesia Católica y hasta el mundo entero, festejemos el onomástico
de Jorge Mario Bergoglio, y agradezcamos la existencia del “Papa Francisco”, que a diario nos llama a volver a los valores esenciales, que
todos conocemos, que hacen a la propia naturaleza de la humanidad; y de los cuales
nos habíamos alejado, sobre todo por esa obnubilación por el dinero y el
materialismo, que degenera en las mayores crueldades e injusticias, inclusive
institucionales.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde que inició su prédica, aconsejando
al periodismo contar la verdad con bondad y belleza, promoviendo la
misericordia, y una Iglesia de los pobres para los pobres, guiándonos por el
buen camino.
Que la pobreza desaparezca de la faz de la tierra y que todos ejerzan el
derecho de alcanzar la vida digna y el progreso por su propio esfuerzo, a través
del estudio y la capacitación, es responsabilidad
de todos, y sobre todo de los gobiernos, de las instituciones y del aporte patrimonial
de los que más tienen.
Como Francisco recientemente, quiero recordar a otro grande, que lo
precedió. Justamente el domingo 3 de Abril de 2005, publicó La Nación, la carta
que envié entonces, por el fallecimiento de Karol Wojtyla.
“Creo que todos los que somos conscientes de nuestra imperfección como
seres humanos, y los que, desde nuestro diminuto e insignificante lugar,
ponemos cada día nuestro granito de arena para hacer de éste, en que vivimos,
un mundo mejor y más justo, estamos muriendo un poco, con la muerte de Juan Pablo II.
Debemos darle las gracias por enseñarnos a morir.
Pero también y sobre todo, debemos agradecerle que en cada instante, por
muy comprometido que fuere, continuó enseñándonos a vivir. Porque nos deja su
obra, su ejemplo de vida, de paz, de lucha por el bien común y los derechos de
las personas, de voluntad, de tenacidad, de convicción, de entrega; su ejemplo
de amor por sus fieles, por su prójimo.
Hasta nos deja el ejemplo supremo de hacernos saber que es feliz, que no
debemos llorarlo, sino honrarlo con nuestra propia felicidad. Parecería
querernos decir que la separación será transitoria, que no estamos solos, ni
somos completos, sino que por el contrario, formamos parte integrante de una
vida mayor e infinita.”
Con estos dos maestros, ya no hay forma de errar el camino. Si nos
esforzamos, sanaremos los males y vendrán tiempos mejores para la Argentina y
la humanidad.
Alejandra Belmartino
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Carta de Lectores - LA NACIÓN - 21 de abril de 2014 .-
Hasta siempre, Gabo
"Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa." Con esta frase de García Márquez comienzo esta carta, ya que reflejó indiscutiblemente su manera de ser y de ver la vida.
Se fue, pero nos dejó un legado que perdurará para siempre, como ocurre con los grandes genios de todas las artes. Y su genialidad, sin duda, sobrepasaba sus ideas políticas, tantas veces discutidas. No es acaso el momento para ocuparse de ellas, sino de elogiar su magnífica obra. La de un extraordinario escritor que nos hizo ver la magia de un universo único.
¡Hasta siempre Gabo! Tu recuerdo quedará grabado en todos los corazones.
Susana Gras Goyena
------------------------------------------------------------------------------------------------------------