Buenos
Aires, 20 de Septiembre de 2014
MEDIO PAN Y UN LIBRO
He leído por allí que
en un famoso discurso que dio en Septiembre de 1931 Federico García Lorca al
inaugurar la Biblioteca de su pueblo Fuente Vaqueros (provincia de Granada),
manifestó que un hambriento necesitaba alimento, pero también acceso al saber y
al pensamiento (que no puede ser único); que si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no
pediría un pan, ya que alimentos se pueden conseguir, pediría medio pan y un
libro. Porque los libros son los escalones que llevan a la cumbre del espíritu
y del corazón.
También recordó que
cuando el escritor ruso Fedor Dostoyevsky se encontraba detenido en
Siberia, pedía desesperadamente a sus
familiares que le enviaran libros, libros y más libros.
Y agregó: Se puede
tener frío y no pedir fuego, tener mucha sed y no pedir agua, se puede
conseguir un pan aquí, una fruta allá, pero no se puede vivir sin libros.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o
frío, dura poco, muy poco; pero la AGONÍA DEL ALMA INSATISFECHA, DURA TODA LA
VIDA.
Nunca fue un secreto
que la educación es la base del progreso de los pueblos. Pero no está de más
recordar estas palabras, cuando hay sectores del país que dictaron normas que impusieron la elimnación de los aplazos a los estudiantes, y por otra parte, aun hoy, 2014,
discuten la eventual incorporación de no docentes al magisterio, en lugar de
pensar en capacitar más y mejor y pagar más, por supuesto, a los docentes de
carrera, para garantizar el desarrollo honesto, calificado y eficiente de las
generaciones futuras.
Alejandra Belmartino - alexbelmartino@fibertel.com.ar